Sobre mi
Mi nombre es Francisco y he trabajado de manera ininterrumpida desde el año 2000 en diferentes escuelas dedicadas a la medicina natural como profesor. Mis primeros pasos los realice en la escuela Parasanitaria Adimeco-Cean hasta el año 2005. Posteriormente me incorpore al equipo docente como profesor de Naturopatía, Fitoterapia, Flores de Bach, Estímulos naturales y Nueva medicina Germánica, en el centro de estudios superiores de Terapias naturales y manuales Philipus Thuban, adscrito al RCU Escorial María Cristina hasta el año 2019.
He colaborado con laboratorios importantes del sector impartiendo cursos de formación en el ámbito de la medicina natural. Todo ello compaginado con mi despacho profesional, con una experiencia en el sector de más de 18 años.
Fruto de toda la experiencia acumulada en el ámbito profesional, descubro una nueva forma de contemplar al ser humano a través de comprender y ver el peso específico que tienen las emocionales y el impacto que las mismas producen en la enfermedad.
Haciéndome de esta forma consciente, entre otras cosas, que muchos síntomas físicos que expresamos no son más que manifestaciones en el ámbito físico, de silencios que guardamos en la memoria.
Desde ahí vi que el ser humano es una unidad cuatripartita, es decir, algo físico, fisiológico, emocional y espiritual, abandonando por completo la forma de ver la enfermedad, desde un paradigma exclusivamente sintomatológico.
Siento en ese momento, que el ser humano no es sólo un síntoma, sino que va más allá, tiene un terreno biológico, donde emergen los síntomas, muchas veces como mecanismo de autorregulación de propio cuerpo, y que todo ello en mayor o menor medida está condicionado por un grupo de pertenencia (la familia) y un ambiente sociocultural (donde uno nace y se cría).
Y que el abordaje terapéutico tendría que ir a revisar todos esos contenidos donde ese individuo está inmerso, cambiando de esta forma el concepto de enfermedad, como un proceso natural biológico desarrollado por nuestro organismo para recuperar el equilibrio perdido, y devolver el armónico fluir entre las diferentes partes de ese ecosistema que es el cuerpo humano.