Hablemos de Física cuántica y Física de la creación

Nuestra compresión de la realidad básicamente parte de dos paradigmas bien definidos. Por un lado, encontramos la mecánica física de Isaac Newton determinista, y, por otra parte, tenemos la Mecánica Cuántica con una vertiente más metafísica, la cual viene a demostrar que existe una interacción de todo lo que existe, de la existencia de una realidad holográfica y, por tanto, de que la percepción de cada uno de nosotros va a afectar de manera directa a esa realidad que percibimos. Atendiendo a esta afirmación que hacen los físicos cuánticos, podemos decir que tanto nuestros pensamientos como nuestras emociones, incluyen en nuestro entorno, lo cual nos hace pensar que, si son capaces en influir en nuestro entorno, ¿influirán en nuestro cuerpo físico?, la respuesta es un sí.

Si nuestra forma de pensar y sentir influye de manera directa en nuestro entorno, una de las claves estaría en cambiar la forma en la cual percibimos las cosas, para poder cambiar nuestra realidad tanto física como emocional. Por tanto, las experiencias que uno está viviendo son nada más y nada menos, que las consecuencias de nuestras creencias y valores, las cuales fueron dadas dentro del clan familiar y condimentadas por el ambiente sociocultural. A todo esto, es muy importante que le sumemos nuestros programas inconscientes, los cuales fueron dados por nuestros ancestros, lo que llamamos el inconsciente familiar, donde se van a reflejar los acontecimientos vividos por ellos, que cambiaron la expresión genética de nuestros genes, lo que desde la ciencia moderna se ha venido a llamar, la epigenética del comportamiento, la cual va a incidir de manera directa, no en nuestra genética, sino más bien en como estos genes se expresan.

Una de las leyes básicas de la física cuántica se base en el siguiente paradigma “la realidad que conocemos como mundo exterior no puede existir sin la interacción de un observador”, el tipo de interacción que se establece va a depender directamente del tipo de conciencia, la cual va a estar de alguna forma condicionada, por el pensamiento, las emociones, los códigos de creencias y toda la información heredado de nuestros ancestros. Nuestra conciencia está condicionada de manera directa por ese ambiente sociocultural, donde incluimos a la familia y a la sociedad, no sólo de nuestra generación, sino también de la generación en la vivieron nuestros ancestros.

Nuestra personalidad está formada por el temperamento, el cual es innato, por tanto, nacemos con él, pero a su vez para la formación de la misma, tenemos que sumarle, la experiencia vivida desde el vientre materno hasta los primeros 7 años de vida, donde termina la estructura psíquica de personalidad. En la formación de la personalidad, por tanto, también van a influir las relaciones que hemos tenido con nuestros padres, y las relaciones que han tenido entre ellos, lo cual moldeará nuestra personalidad. Por último, el ambiente sociocultural será el último ingrediente que formará el inconsciente personal nuestro, inconsciente, con el cual veremos la realidad, o quizá interpretaremos la realidad. Por tanto, toda la información que nos llegue de nuestro entorno, se traducirá en la forma determinada de afrontar cualquier evento o situación que se produzca en nuestras vidas.


En el siglo XVIII René Descartes, estableció que los aspectos físicos y mentales de la naturaleza están separados y funcionan de acuerdo a leyes fundamentales diferentes.  Con la ley del movimiento de Isaac Newton, se creyó que todo el universo físico, desde los objetos más grandes hasta los más pequeños, está físicamente determinados, supuesto que sigue prevaleciendo en el materialismo científico a día de hoy.

Hasta la actualidad, el modelo de la biología se ha fundamentado, por tanto, en la clásica división newtoniana de la materia y energía, de cuerpos sólidos aislados y de flujo lineal de información. La física es la base de todas las ciencias y la biología y hasta ahora, se ha apoyado en la física newtoniana, sin tener en cuenta la física cuántica, la cual demuestra que la materia no existe como tal sin la presencia del observador.

Los seres vivos sólo pueden existir mediante intensos intercambios con su entorno que, a su vez, está organizado como un ecosistema interrelacionado y dinámico. La vida la experimentamos desde dentro, la sentimos, más allá de la respuesta mecánica y automática en relación a los estímulos que nos rodean, por tanto, no somos máquinas predecibles y limitadas.

A principios del siglo XX, se empezaron a descubrir muchos fenómenos que eran incompatibles con la física clásica. El físico alemán Max Planck en 1900 descubrió la constante fundamental que lleva su nombre, que es utilizada para calcular la energía de un fotón. Descubrió que la radiación no es emitida ni absorbida en forma continua, sino en pequeñas cantidades a las que denominó cuantos. Poco después descubrió la ley de la radiación electromagnética emitida por un cuerpo a cierta temperatura, denominada ley de Planck, que sentó una de las bases de la mecánica cuántica.

El trabajo del físico alemán, que fue verificado posteriormente por otros científicos, permitió el nacimiento de un campo totalmente nuevo en la física. Planck fue galardonado en 1918 con el Premio Nobel de Física «por su papel en el avance de la física debido al descubrimiento de la teoría cuántica». Gracias a los descubrimientos de Planck y su teoría cuántica, fue posible aplicar la física al mundo de lo infinitamente pequeño, un mundo muy diferente al de lo visible regido por la física tradicional.

Fue en ese momento cuando surgió un nuevo ámbito en la física completamente distinto, lo que llamamos desde entonces la física cuántica. La cual se ve obligada a cambiar la división de la física mecanicista de Isaac Newton, por una física donde la división entre el objeto y el sujeto ya no existe, estableciendo que el observador influye en lo observado.


Pero ¿en qué se base el estudio de la física cuántica?

En el comportamiento de las partículas subatómicas que conforman toda la materia del universo. Este tipo de influencia depende de la conciencia del observador, sabiendo que la conciencia actúa sobre las partículas subatómicas, modificando sus estados cuánticos. Uno de los máximos representantes en esta cuestión es el Dr. Robert Lanza en su libro Biocentrismo. 

Pero ¿quién es Robert Lanza?, es considerado uno de los principales científicos del mundo. En la actualidad es el responsable científico de Advanced Cell Technology y profesor adjunto en la Wake Forest University School de Medicina. Tiene cientos de publicaciones e invenciones, y más de 30 libros científicos: entre ellos, «Principios de Ingeniería de Tejidos». Su trabajo ha sido crucial para nuestra comprensión y la transferencia nuclear de biología de células madre. Lanza, ha trabajado con algunos de los más grandes pensadores de nuestro tiempo, incluyendo los premios Nobel Gerald Edelman y Rodney Porter, el reconocido psicólogo de Harvard Dr. Skinner (el «padre del conductismo moderno»), Jonas Salk (descubridor de la vacuna contra la polio) y el pionero en trasplante de corazón Christiaan Barnard.

Su teoría coloca la biología por encima de las otras ciencias. En 2009, fue coautor de un libro «Biocentrismo: Cómo la vida y la conciencia son las claves para entender la verdadera naturaleza del Universo» con el astrónomo Bob Berman. El Biocentrismo nos ofrece una nueva forma de entender todo, desde el micro mundo a las fuerzas, constantes y leyes que conforman el Universo.

“Es bien sabido que la teoría cuántica, aun cuando en el nivel matemático funciona increíblemente bien, no tiene sentido lógico. Las partículas parecen comportarse como si respondieran a un observador consciente, y los físicos cuánticos, dando por sentado que esto no puede ser cierto, bien han considerado que la teoría cuántica es inexplicable o bien han ideado elaboradas teorías (tales como las de un número infinito de universos paralelos) para tratar de explicarla. La explicación más simple – que las partículas subatómicas interactúan de hecho con la conciencia en cierto nivel- se haya demasiado alejada del modelo actual para ser considerada con serenidad- Biocentrismo, Dr. Robert Lanza”.  Increíble verdad.

Bajo esta nueva forma de ver la realidad, podríamos decir que la realidad se convierte en una imagen de nuestro modelo de la realidad. Vemos aquello que queremos ver y tan sólo el ejercicio de cuestionarlo, nos ayudaría en términos de salud y enfermedad.

 Uno de los personales más importantes de la ciencia moderno, nos dejó como legado una frase que resume mucho de esta teoría diciendo “si no les gusta el mundo que ven, sepan que nos pueden cambiarlo; pero si cambian la forma de verlo, cambiará su universo”, se trata de Albert Einstein.


Diferentes teorías cuánticas

La energía posee una cualidad intrínseca de manifestación. Se puede expresar en forma de ondas de información o como partículas, por tanto, la misma energía muestra un doble comportamiento. Los experimentos que vamos a ver a continuación vienen a demostrar que el simple hecho de observar un acontecimiento hace que la energía correspondiente se comporte como partícula. Su manifestación pasa de ser un estado potencial (energía en forma de onda) a ser un estado determinado (energía en forma ya de partícula).


El experimento de la doble rendija

Éste experimento viene a demostrar que el observador de un experimento es siempre un participante.  La mecánica cuántica describe a las partículas como una especie de campo de energía que se propaga por el espacio de modo similar a una onda. Cuando se realiza una medida de posición de una partícula cuántica, por tanto, una observación de dicha partícula, se produce el llamado colapso de onda, lo cual supone la aparición al campo de materia como partícula localizada, ¿complejo verdad?

Un experimento capaz de mostrar este comportamiento dual descrito de las partículas cuánticas es el experimento de la doble rendija. Fue diseñado inicialmente por Tomas Young demostrando a través de este experimento que la luz poseía ciertas propiedades que solo eran posibles asociar con una onda, por tanto, ésta tiene un comportamiento ondulatorio. Young colocó una pequeña fuente luminosa que proyectaba su luz a través de una delgada ranura.  Al pasar el haz de luz por esta ranura y proyectarlo en una pantalla, aparecía una franja central, que perdía intensidad hacia los laterales. Es el resultado que cabe esperar si la luz tiene una naturaleza corpuscular (aunque el mismo resultado también se daría si la naturaleza de la luz fuera ondulatoria).

Pero, posteriormente, Young realizó el experimento con dos ranuras (en estas condiciones experimentales, los estados ondulatorios y corpusculares deben discernir en los resultados apreciados en la pantalla). Al hacer incidir el haz de luz, en lugar de haber dos franjas de luz proyectadas en la pantalla, como debería ocurrir si la luz fueran partículas que viajaban en línea recta, había una serie de franjas brillantes y oscuras de diferentes intensidades. Es decir, había puntos en los que la cresta se había sumado a otra cresta y otros en que la cresta se había anulado con un valle, produciendo el esperado fenómeno de patrón de interferencias. Ante este hecho, Young concluyó que este patrón de interferencias solo se explicaba por el supuesto de que la luz que pasa por las ranuras tenía características ondulatorias.

Se nos plantea la duda si estamos ante energía o ante materia, llegando a la conclusión que se trata de energía. Las partículas en el mundo subatómica son energía, con lo cual la materia no existe, hay tan sólo energía. Toda la física cuántica nos explica esto, y donde más energía hay es en la parte que en principio podríamos sospechar que no hay energía que es en el espacio, en el vacío. Dándonos cuenta que la energía no sólo está en lo que está manifestado, sino también en lo que no está manifestado.

El experimento de la doble rendija pone de manifiesto dos características desconcertantes de ese mundo. La primera es que, a escala micro, los objetos físicos tienen una naturaleza dual: según las circunstancias, pueden comportarse como un conjunto de partículas o como una onda. Y la segunda consiste en que el hecho de observarlos hace que actúen de una manera o de otra. Es decir, que, al tratar de observar el experimento, hemos actuado sobre él, obligando a nuestro electrón a comportarse como una partícula. Los fotones que hemos enviado para detectarlo han interaccionado con él y alterado el resultado del experimento.


Pero ¿qué diferencia hay cuando se trabaja con fotones que cuando se trabaja con electrones?

Cuando hablemos de electrón, nos referiremos a una partícula subatómica con propiedades corpusculares medibles, es decir, partícula de materia de tamaño microscópico. Cuando hablemos de fotones, nos referiremos a paquetes de energía manifestada en forma de ondas electromagnéticas (propiedades ondulatorias). Los fotones son entidades de masa nula que forman la luz, y adoptan un comportamiento corpuscular cuando colisionan con otro fotón o con partículas (electrones, protones, etc.), pero sigue manteniendo un comportamiento ondulatorio cuando se difracta, se polariza o produce interferencias luminosas. Al no ser una partícula material, se mueve a la velocidad de la luz. Los fotones solamente existen a la velocidad de la luz.

Os recomiendo el visionado del siguiente vídeo Dr. Quantum – Experimento Doble Ranura

https://www.youtube.com/watch?v=vfkdzNN2VLo


Hubo otros experimentos de la Física cuántica, que abordaremos si así lo deseáis en otro momento:

  • El Principio de incertidumbre de Heisenberg.
  • La Paradoja EPR, la Desigualdad de Bell y el Entrelazamiento cuántico.
  • El entrelazamiento cuántico.
  • El holograma.

Y ¿qué es esa energía? ¿de dónde viene esa energía?

Un astro, un planeta, una flor, un árbol, un animal, lo vemos y por eso creemos que la energía está en aquello que se está manifestado, pero sólo existe cuando el observador interviene de manera directa en lo observado, hasta que ese echo no se da, permanece en forma de energía. La verdad es que donde más energía hay es en el vacío, por lo tanto, la energía madre, el UNO, donde nace la energía manifiesta, es del vacío, de la nada, por eso en muchos tratados filosóficos nos hablan de la energía de la nada, como la madre creadora.  TODO NACE DE LA NADA, la nada es el todo ilimitado absoluto, y del vientre de esa totalidad es desde donde nace la manifestación de esa energía en forma de ondas.

El principio de la vida se generó de esa fuente de energía primordial, la cual estaba en forma de ondas, las cuales se fueron solapando unas con otras, vibrando de la misma manera y teniendo la misma resonancia. Se fueron juntando con otras ondas análogas generando cuerpos de ondas cada vez más densos, cada vez más conjuntos, hasta que llegaron a la formación de un átomo, el principio de la materia tal cual la conocemos. Los átomos se agrupan en moléculas, las cuales al seguir ese proceso de agrupación dieron como resultado, la totalidad de la formación del mundo, mineral, vegetal y animal tal cual lo conocemos, pasando de energía en forma de onda a partícula física.  Por eso cabe sospechar que hubo en el proceso de la creación un observador que intervino de manera directa en lo creado, quizás Dios, desde un concepto puramente religioso, o quizás algo que hasta el momento nos falta palabras para poder definir esa primera energía o energía primordial.

También se le llama a este campo ilimitado de energía no manifiesta, por parte del físico David Bohm, “El todo ilimitado”. Tiene un libro que se llama “la totalidad y el orden implicado”, donde comenta que este campo de energía de totalidad, contiene el material con el cual se fabrica la energía manifestada, se fabrica la creación de las cosas.  Este campo de totalidad ilimitada carece de forma, no tiene forma, y al no tener forma no lo podemos entender con nuestra conciencia, con nuestra mente. Esto explica porque la mente humana no puede comprender el fenómeno profundo de la energía, aunque una parte de la ciencia ya lo está demostrando, al igual que la filosofía y la sabiduría antigua ya lo explicaron; pero, realmente no lo podemos racionalizar, comprender con la mente, ya que ésta es muy limitada para poder ponerle palabras a todo esto.

Como diría el físico John Wheeler, esto implica que vivimos en un universo participativo; nuestro papel es un punto crucial en la manifestación del mundo que vemos. Evidentemente, no basta simplemente con “observar”. Tiene que haber una intención en este acto de observación que determine el estado de las cosas. Lo que define la intención del observador es su marco de realidad, sus creencias sobre el funcionamiento del mundo en que vive. En definitiva, lo que define la intención del observador es su conciencia. Por tanto, lo que percibimos no es la realidad, sino la proyección de nuestra conciencia. No llegamos a ser conscientes de que nuestra forma de percibir determina los acontecimientos percibidos, y que los acontecimientos reaccionan a nuestra percepción.

Ahora tenemos una posible explicación, y es que una energía de onda puede pasar a ser una partícula física tal cual la conocemos, pero ¿una partícula material puede mostrar el mismo comportamiento de onda? La respuesta es sí. A medida que la masa del cuerpo aumenta o su velocidad, disminuye notablemente su longitud de onda. Por tanto, todo lo macroscópico tiene asociado una onda, pero dado que su masa es tan grande, la longitud de onda resulta tan pequeña, que en ellos se hace imposible apreciar sus características ondulatorias.


Una pequeña reflexión

Posiblemente esto sea lo que llamamos la densificación de la materia, la cual no permite que mi esencia, que es vibración , que es luz, se manifiesta en su plenitud, ya que de alguna forma, está condicionada por la estructura biológica, donde el patrón vibratorio de luz interior, o el alma, no se revele de manera visible, porque está atrapada a la materia, la cual hace imposible apreciar en plenitud su frecuencia vibratoria de amor, donde la luz (patrón ondulatorio), se imponga a la oscuridad (la materia física).

La única forma de que ésta se revele, es a través del “recto vivir, recto pensar o recto hacer”, desde donde vivieron aquellas personas que encarnaron en cuerpos biológicos trayendo un mensaje de luz a la humanidad, con frases como “no le hagas al otro lo que no te gustaría que te hicieran a ti”, “ama al otro como a ti mismo”, etc. De esa forma podemos hacer un acercamiento entre la ciencia moderna y la parte espiritual del sujeto, la cual desgraciadamente fue separada en 1700 por el padre de la ciencia moderna Isaac Newton, cercenando la parte espiritual del sujeto en la partida de la vida.


Espero que os haya resultado útil a tod@, que tengáis una feliz semana.

Francisco Cepas Carmona